En el desguace no existía nada, estaba abandonado y no tenía los servicios básicos requeridos. En el año 1996, Agustín invirtió para transformarlo. El equipo comenzó a patrocinar talleres (Autokid), coches reformados y furgonetas de la policía municipal.  El negocio fue escalando poco a poco y, así mismo, la construcción del desguace.

 

Para el año 2000, se creó la entrada al lugar con todos sus requisitos.

En el 2004, se cambió la normativa y Desguaces Zulueta logró incluir un hormigón junto a una decantadora de agua, en la que cada tres años un camión viene a retirar todos los aceites.

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El equipo comenzó con Agustín y Joseba, que estuvieron juntos trabajando durante dos años. El negocio ha llegado a tener hasta cinco trabajadores , incluido su hermano que poseía en ese momento un taller de mecánica.

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Como hecho anecdótico, durante las inundaciones de Biescas, el desguace sufrió grandes daños en su parcela. Tanto que pasaron días limpiando y acicalando de nuevo su espacio.

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En los últimos años han bajado las llegadas de coches al desguace. Pero dentro de este aparente cementerio siguen existiendo fragmentos de vida.